Día 9: El cielo
Entré por la puerta y allí estabas tú, como un paciente máa, con tu mirada intimidante y esta vez como dos simples amigos nos hemos dado un saludo de complicidad y en un acto de total intimidad, conocí hasta el espacio más profundo de donde salen tus palabras y se anidan los besos más apasionados que me das... no aguanté las ganas de besarte y como en un juego de niños, salí despavorida a interrumpir tu cena peruana, te besé con ese amor que me recordaba que esa misma noche, estaríamos en el mismo cielo, tal vez como una corta despedida, o como el verdadero inicio del amor real...
He mirado el reloj, y allí estabas tú de nuevo 8:15 pm... sentí las mariposas y los nervios que se sienten en la adolescencia cuando vas a dar un primer beso... hemos llegado al cielo, y en medio de la finura que engalanan nuestros pasos, nos encontramos sentados en medio de pétalos y con la creatividad más excitante del sabor en nuestros labios, en medio de cada sorbo de vino, nos hemos entregado solo con la mirada y con el hilo de la noche dimos vuelta al universo...
Queriendo que no terminara la velada, hemos tentado a nuestros cuerpos, y en la misma habitación que estuvo hecha de voluntad, nos hemos dejado llevar por el roce de nuestras almas, con la pasión a flor de piel y con el amor queriéndose entregar por completo... logramos apaciguar nuestros deseos y entregarnos en medio de nuestros abrazos hasta el amanecer...
La ansiedad de tu partida empieza a intimidarme y en tu ausencia, hoy hay un poco más de locura, se sienten los miedos, las intensidades y las ganas de tenerte como aquella noche... en medio de poemas y canciones, intento expresarte mis emociones y en medio de la noche te revivo en mis recuerdos...
Autor Monica Monsalve
Estudiante de periodismo, escritora y poeta.
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