10:26 am... allí estabas tú, con tu mensaje de buenos días y con él, la gran noticia de tenerte cada vez más cerca... ahora eran menos los kilómetros que nos separaban, estabas donde están las brujas, aquellas que hechizan con una mirada y te sumergen en el profundo y oscuro sentimiento de desasosiego... Hoy sentí que mi piel ya no me pertenecía, me sentí desnuda, con el alma divagando, esperando tu abrazo para no sentir el frío de la tarde desolada, el café me supo amargo, y busqué refugio en las palabras catedráticas de la fe cristiana... Ahora espero ansiosa a que el reloj marque las 8:10 pm, sé que estarás allí, con tu sonrisa rozagante y tus manos cálidas, completamente embelesados en una de esas conversaciones intelectuales, que terminan por convertirse en el deseo de besarnos... ahora tus besos me saben a mar, se han mezclado con el vino y la sonrisa de una chica que discretamente vive nuestra historia desde el otro lado de la mesa...
Fue inevitable, nos hemos dejado llevar por el fuego de la pasión, en medio del sabor a mar de nuestros labios, nos besamos hasta el alma... sin la cautela de los ojos puestos en nosotros, no existió nada más... no vimos las personas que a lo lejos divisaban por la ventana del auto... no sentimos el viento que nos bañó con su aurora... solo sentimos nuestras almas atrapadas en un solo corazón... es demasiado tarde, mientras caminas por las paredes de tu cuarto como spiderman... yo te veo con un rayito de luz... y en medio de la oscuridad que producen tus dudas por nuestro amor, por la incertidumbre que vislumbran tus sueños de mi alma... por el futuro tan incierto y predecible a la vez... en medio de todo... florece la febril locura, sin tiempo ni premura, de amarnos...
Autor Monica Monsalve
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