viernes, 27 de abril de 2018

Amore fugace día 15 - Monica Monsalve

Día 15: La Soledad

Como cada mañana he preparado nuestro café del cielo... Estuve en mi balcón casi aislada de la realidad, pensando en ti... en tus abrazos y tu distancia, en tus besos y tus dudas, en tu mirada y tu cambio de planes que yo misma desconocía... En medio de cada sorbo de café, observé dos aves en mi tejado, estuve absorta casi media hora... Una de las dos aves iba y regresaba con una rama, luego se besaban, se espulgaban, en un acto de amor casi irreal, hasta que no vi regresar al ave... Entonces pensaba en lo perfecto que es el amor por sí mismo, cuando se vive en total libertad, cuando se vive cada momento y lo convertimos en una celebración... Ese momento es la única verdad y vivirlo nos aliviana, nos fortalece, nos alegra y la alegría nos devuelve la inocencia... esa inocencia que se pierde cuando damos paso al pasado... ese pasado que son solo ecos que nos atan a lo que ya no es...
Recordé la magia que vivimos por 11 noches, y pensé que eras como aquella ave, que cada noche llegabas a nuestro encuentro y cada momento se convertía en una total celebración llena de amor...
Te has ido, y estando lejos, descubrí tus dudas y temores... tienes en tu mente la noche 11, y no puedo hacer nada para cambiarlo, lo confieso, no soy perfecta... ¿Pero porque te exiges la perfección y no la felicidad? Si la felicidad es la que nos conduce al amor... y el amor es luz, esa luz que enciende cada corazón aun estando en total oscuridad...  ¿Porque te exiges la perfección y no la felicidad? Que es la que llama al amor, que es perfecto en si mismo... así como el amor de aquellas dos aves, que no saben cuándo será su próximo encuentro, pero, aun así, lo entregan todo y viven su momento...
Hay noches como aquella noche, en que la perfección es la misma imperfección... pensaba en que hubiese pasado si nuestros cuerpos se hubiesen fusionado en medio de las dudas y la levedad de nuestras almas... y fue maravilloso que no pasara... Porque hacer el amor es como una alegre ceremonia... Porque hacer el amor es subir a un estado sagrado, donde el cuerpo se transforma en un templo, donde todo es liviano y no existe el tiempo, donde un fuego sublime nos purifica, como nos purifica el silencio... porque hacer el amor es descubrir luz en el otro, pintarse con sus colores y florecer en su oscuridad... y aquella noche la magia se te apago, los te amo se extinguieron y las dudas se apoderaron de lo que en un principio llamamos amor...
Esta noche mientras pintaba sobre el lienzo, pensaba en lo sublime que sería tenerte a mi lado y amarte... observarte y que me observaras como si estuviéramos en esa ceremonia sagrada, en donde nos aceptamos con todo lo que somos, sin esperar un cambio, sin ponernos a prueba, simplemente aceptándonos... Sin dudas, sin temores... porque si no hayas flores en mi jardín, es porque aún no conoces mi primavera... y si no conoces donde vas a sembrar... las flores se marchitarán...
Esta noche sueño entre cada pincelada, te imagino en medio de los colores que adornan mi cuadro y reemplazo mi soledad con tu silencio...

Autor Monica Monsalve

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