Así como aquel día me despertaste con la noticia de tu pronta partida, así mismo he despertado hoy... tuve la sensación por un momento de que todo fue un sueño... no lo había sentido antes, pero ahora la nostalgia cae en forma de lagrima, ahora me reconozco como la soñadora enamorada que soy... mi corazón está a término medio y con el corte perfecto para ser troceado por el más brillante cubierto, así como lo estuvo nuestra cena... mi alma está perdida en medio de la ilusión que no cesa, pero que intento descifrar con algunos de tus actos de lejanía...
Quisiera que esta noche también me tomaras de la mano y mirándome a los ojos, pronunciaras de nuevo ese te amo que nos llevó al garaje de la complicidad, aquel que en medio de las miradas atónitas de los transeúntes y con mi vestido color salmón a medio levantarse, nos sirvió de morada para los besos más apasionados y llenos de miedo a la vez... Quisiera que esta noche se escucharan respuestas a mis preguntas, te cuestionaras el porqué de mi quietud...
Quisiera que la luna que me observa pensativa, me regalara un poco de su luz, mientras bebo cada sorbo de vino con total intensidad, imaginando que tal vez, la magia hizo un stop porque se prepara para un truco mejor... Ahora la lluvia cae, y no estoy esperándote en la puerta, ni tu estás esperándome con un abrazo caminando hacia mí... Ahora, solo está la incertidumbre y algunas dudas, que seguramente no tendré el coraje de aclarar...
Dos noches fusionadas, una con tu primer te amo y la inesperada noticia... otra con tu ausencia, más de alma que de presencia...
Autor Monica Monsalve
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