Por Carlos C. Tinoco
Nos asumimos como individuos capaces de la sana convivencia
y de naturaleza altruista. Esto se vivió claramente el pasado 19 de septiembre en
el sismo ocurrido en el centro de México. En la capital y en los estados
afectados nos dimos cuenta de nuestra naturaleza de hermandad, sin coacción,
con el dolor del prójimo como propio y que no necesitamos al gobierno todo
poderoso para levantar escombros y llevar vivieres.
Lo anterior fue un hecho extraordinario en sentido de
normalidad. Lo normal es que esa naturaleza voluntaria de ayuda está definida
por políticas públicas en donde a modo de las mafias delictivas el gobierno te
hace cumplirlas si o si las “reglas del juego”. Si no cumples con tus “obligaciones
fiscales” por dar un ejemplo, te vas preso (preso, porque eso de romperte las
piernas como lo hacía Al Capone impediría que les pagaras).
A mi forma de pensar esto impulsa de algún modo a la rápida infantilización
de la sociedad en donde ponemos como una especie de “Sugar Daddy” al gobierno, “El
gobierno debe darnos…” qué para matizar la idea, un sugar daddy da lo suyo, el
gobierno reparte lo de todos. La infantilización comienza cuando por medio de
dicho contrato social implícito nos asumimos como irresponsables sociales e irresponsables
personales. La libertad es sinónimo de responsabilidad.
Uso el ejemplo del sismo porque es el hecho más contundente
y reciente que encuentro para explicar mi punto.
Asumimos también que este contrato social está implícito con
el solo hecho de haber nacido. Pero ¿en realidad es un contrato? Es decir, los
contratos se firman de enterado y con entera conciencia entre partes y la
pregunta que siempre me he hecho es si alguien de ustedes lo ha firmado, quizás
exista y no como teoría, y no me he enterado y si no me he enterado ¿por qué
tendría que participar y debatir asuntos que no me interesan?
Este texto quiero usarlo como punto de partida a seguir debatiendo
el tema llevándolo humildemente por el camino del Liberalismo. Evidentemente no soy el primero en tocarlo y es por eso que ni siquiera hice el
intento de escribir el concepto de Contrato Social y el bla bla bla de las obligaciones
y derechos individuales, pero es importante no olvidarlo.
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Sobre el autorMéxico D.F., 24 de enero de 1983. Filosofo frustrado que trata de hilar sus ideas a través de la escritura para darse a entender. Soy de convicción liberal pero irónicamente, un potencial dictador en caso de llegar a algún puesto de poder. Dibujante a lápiz sin conocimiento de técnicas (total, qué importa la técnica ¿no?). Odio con el alma el regeton.
Sobre el autorMéxico D.F., 24 de enero de 1983. Filosofo frustrado que trata de hilar sus ideas a través de la escritura para darse a entender. Soy de convicción liberal pero irónicamente, un potencial dictador en caso de llegar a algún puesto de poder. Dibujante a lápiz sin conocimiento de técnicas (total, qué importa la técnica ¿no?). Odio con el alma el regeton.
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