viernes, 11 de mayo de 2018

Amando a la muerte - Rulber Barrozo.

Laura, sí, este es mi nombre, soy una joven de 23 años. Hace tres días desperté de un coma inducido, duré ochos años en coma, ochos años de mi vida viviendo a diario lo que es la muerte, no vi el túnel, el que todos dicen cuando su alma se está despidiendo de este mundo, porque yo estuve ahí, estuve ahí adentro y no encontré la salida sino hasta hace tres días.

Hace ocho años era una adolescente que hasta ahora iba a cumplir los quince años, recuerdo que fue un viernes, ese día salimos temprano del colegio habíamos ido con mis compañeras a comer un helado, luego cada quien tomó su camino a su casa, yo era una niña hermosa, tierna, extrovertida, con tantos sueños y metas por cumplir, antes de llegar a mi casa, exactamente una cuadra antes estaba mi muerte, muchas veces pasé por el lado y le sonreí, me agradaba mucho, ella salió y me regaló unas rosas con una caja de chocolate, eso hizo que desde ese momento mi corazón ya le perteneciera, ya la muerte estaba entrando a mi vida y ella me abría las puertas del túnel y yo quería entrar sin temor a que fuera pasar.

Desde ese día todos los días nos empezamos a encontrar en la misma esquina, ella siempre tenía un detalle o una palabra bonita para decirme, yo toda ilusionada seguía entrando más a ese túnel al que nunca debí entrar, aunque mis amigas y familiares me decían que no me acercara, yo los ignoré, porque ya estaba enamorada de mi muerte.

Un día decidí quedarme con la muerte, entregarle mi vida, me fui a vivir a su túnel, desde ese momento entré en un coma inducido, pero yo estaba tan enamorada que no me importaba estar así, perdí toda mi vida a lado de la muerte, le entregué todo de mí, mis amigos y familiares sufrían al verme así, verme muerta en vida, una persona que ya no tenía vida, cuando la muerte notó que me tenía en sus manos, que ya no podía escapar de ese túnel, que me tenía, dejó de enamorarme, empezó a hacerme  vivir el propio infierno, lleno de maltratos, tristeza, soledad, la muerte no me amaba y yo todavía seguía amándola.

Era tan masoquista que me negué a dejarla, hasta que llegó el momento que la misma muerte me dio las razones para dejarla de amar, me había quitado mi vida, pero me dio otra vida, una vida que no era la mía, pero que eran todas las razones para salir de ese túnel que había entrado y que hasta en ese momento yo no había querido salir, tomé la vida que me dio la muerte en mis brazos, todo el amor que le tenía a la muerte se lo di a esa otra vida que eran ya mis razones para vivir, poco a poco empecé a salir del túnel, hasta que empecé a ver la luz de la libertad, hasta que por fin recuperé mi vida y con otra vida más a mi lado

Salí de ese coma inducido y volví a vivir, perdí muchos años de mi vida al lado de la muerte, pero gané una vida a la cual amo con todo mi ser, nos quedan muchos años para vivir nuestra gran libertad y ser felices por siempre, porque no se necesita morir en vida para estar muertos, hay personas que nos condenan como un cadáver y no nos dejan vivir lo que es la vida. No dejes que nadie te quite las ganas de vivir, tú decides o vivir o morir.

 Autor Rulber Barrozo.

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