¡No temas! El amor supone triunfo pero sólo es la carcasa que confisca
amaneceres. ¿Suena contradictorio?, ¿no? Es la naturaleza humana que deja guiar
a sus instintos…
El sol implora clemencia y el día burla improperios que surgen ante la
desesperación.
Hoy…las emociones imponen respeto contra un corazón desfasado y torpe,
conlleva desgracia, contraes nupcias pasajeras pero ¿el accionar del hombre
asemeja una realidad perversa?
No lo sé y es más, no me importa. Si en medio de tus charlas tientas a
la suerte y la esperanza corroe chamuscando conjeturas envuelta entre cálidas
sonrisas, ¡Cuán fascinante es la mente humana!
Nos
invade la coyuntura, el placer de reconocer las caídas afectan nuestro recinto
de plegarias. Imploras oraciones, suplicas ante un dios insurrecto o
contribuyes con la muerte clamando una reconciliación arriesgada pero hoy, ¡El
hombre de hojalata! Resurge entre el silencio y el pecado…
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