jueves, 1 de febrero de 2018

Sueños de papel escritos con palabras ciegas - Crónica de Shara Bueno

“María” como la madre de Dios y “Eva” como la mujer de Adán, la mujer que pecó al comer la manzana. María Eva, un 6 de agosto del año 1947, nace como un amanecer en las entrañas de Rovira - Tolima, poético ¿cierto? Injusto ser la única entre 11 hermanos a la que se le negó  el apellido paterno, aun así, con esa pequeña desventaja, gozó de buena alimentación, del cariño de su familia y de las ganas de salir adelante sin importar que a la edad de 7 años la decisión forzada por el terror de la educación de antaño, definiría el equipaje de su vida, llevándola a ser parte del 5,7% de la actual población analfabeta en Colombia.

     -Un porcentaje bajo- pensará el lector, ¿Y si le cuento que actualmente Colombia cuenta con 49,434,472 habitantes y que ese 5,7% son 2,809,639 personas? 

     María Eva se crió cogiendo café, cocinándole a los trabajadores en fogones de leña, jugando con tierra, alimentando el ganado y cosechando sueños a punta de trabajo duro, sudor en frente y no de diplomas, ni pregrado, ni nada de esas vainas que son para los que tienen plata. Se fue a los 13 años de la casa, sin saber que los golpes de la vida serían más fuertes que los que le daba su mamá. A los 20 conoció el padre de su hija ¡Ay, Mariita! Ahí te van más desventajas ¡Fuiste la otra! Tu niña tuvo el apellido, pero el papá se olvidó de ella a los dos tiernos años de existencia, te dejó y hoy, 42 años después, insistes en que fueron tus celos, cuando en realidad él ya tenía su familia y no la iba a dejar por una muchacha de pueblo, sin educación, pobre, con las manos ajadas y los sueños de papel. 

     Olga, crecía, a diferencia de María Eva, tuvo apellido paterno y estudio, trató de que su hija no pasara por lo mismo que ella, pero fue difícil, apenas tenían con qué vivir. El sudor siempre vale tan poco…  La dicha pronto llegaría a la pequeña familia ¡Becaron a Olga en el colegio! ¡Qué felicidad la de María! Su hija era la más inteligente del curso, soñaba con que se graduara y poder enmarcar muchos diplomas para colgarlos en la pared; pero las malas amistades, la ambición, la necesidad y la inestabilidad tocarían la puerta para seducir a Olga, llevándola a donde la ilusión y la ambición se confunden  destrozando los sueños de ella y de María, sumándose así  a la larga lista de colombianos que no terminaron la secundaria. 

     María Eva consiguió trabajo en trilladoras, hecho que le ayudó a reconstruir sus sueños anhelando una pensión en la vejez, para  su desgracia el tiempo pasó, las trilladoras hicieron recorte de personal, entonces, a volver a limpiar casas y trabajar en fincas, ¡Qué vida! 

     Ahora que alcanzaste la edad para reclamar la pensión ¿Qué piensas hacer? 
María Eva, así, sin saber leer ni escribir, se fue a pelear por su pensión ¿El resultado? Su esperanza quedó levemente recostada en aplicar para los subsidios de la tercera edad, se cansó de luchar en vano por el dinero que le pertenecía, inicio con su propio negocio: un asadero de arepas. 

     ¡Pasaron 8 años! La venta de arepas prosperó, la tormenta se calmó, María Eva ya pisaba sus 60 años, las arrugas de su piel y la joroba dejaban ver el peso de la vida pero su mirada mostraba que aún le quedaban fuerzas suficientes para luchar por el único sueño que le quedaba intacto: tener su casa propia. 

     Hace casi dos meses María Eva cumplió 70 años, se los celebramos, la torta fue verde con decorados azules y yo le regalé una canasta con flores de papel y un poema que nunca podrá leer:

     “A ti,
que las palabras son un susurro para tu oído sordo,
te doy las sonrisas de hoy,
te heredo las cicatrices del ayer
y el mañana…
Que el mañana llegue lento,
ya corriste bastante para llegar hasta aquí”


     María sigue con el brillo en sus ojos, pero con la fe en Dios cada vez más débil. Todavía trabaja, ya está cansada, enferma y siente que no puede dar más. Sus sueños aún están presentes, tristemente ella no sabe que aquellos siguen siendo de papel, que la tinta con la que está escrita su historia es a base de lágrimas y que nadie se lo contará, ni ella misma lo podrá leer: que quien escribe todo esto se sacó por unas horas los sentimientos y expuso su situación, una situación que se sigue repitiendo en el país y que por más proyecciones que se tengan de combatir el analfabetismo, Colombia camina lento.


Cifra analfabetismo: http://m.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14545615http://m.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14545615

Población actual en Colombia: h
ttp://www.dane.gov.co/reloj/


Sobre la autora:

Shara María Bueno Ramírez

Nacida en Armenia, Quindío, 1999. Poeta joven, actualmente estudiante de Comunicación Social - Periodismo en la Universidad del Quindío. Segundo lugar en el concurso Departamental de Poesía CASD 2014. En el 2016 fue poeta invitada junto al taller de mujeres poetas “Melusinas”. Ha sido jurado en algunos concursos de poesía en la ciudad de Armenia. Actualmente se encuentra activa en el grupo de mujeres poetas “Melusinas” y también en el colectivo de escritura creativa “El sosiego de Sísifo”.         

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