lunes, 10 de septiembre de 2018

No-Hora en la noche - Laura Posada.

A Tell


Existen en la fineza de mis hilos nocturnos un recuerdo anclado, que es tu barca naufragada.
Los espacios se preparan durante el día para verme sufrir, pues vuestro recuerdo colgando fácilmente ha podido amputar mi sostén, y hace que me duelas en los poros ávidos, pero sin ti. 
Por eso esta condición tristísima a la que estoy sometida, porque es una constante de vivir, se empieza a morir de malquerencia y reparo propio. Mi cuerpo se siente viejo sin tus manos de mares helados, esas que fabricaban las memorias en la isla de despojos. 
Y sigo enviando pobres abrazos que nunca llegan a vos, puesto que las palabras carecen de poder, a veces, son solo vehículos de anhelos vendidos  en la lejanía. 
La botella suspendida se queda entre vacía, brinda la salvación, el sabor conduce a la dulce espera del amanecer; en donde la luz borre la forma de los hilos en que cuelgas, el olor regresa a un empolvado cuartel imantado. Pero el sufrimiento no cesa. 
Porque mi alma fácilmente se convertiría en viento para verte, por eso ten la ventana abierta.


Autor:
Laura Yazmin Posada Gómez.

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